* —¿Sabes qué imagino, Sancho? Que esta famosa pieza deste encantado yelmo, por algún estraño accidente debió de venir a manos de quien no supo conocer ni estimar su valor, y, sin saber lo que hacia, viéndola de oro purísimo, debió de fundir la otra mitad para aprovecharse del precio, y de la otra mitad hizo esta que parece bacía de barbero, como tú dices; pero, sea lo que fuere, que, para mí que la conozco, no hace al caso su trasmutación; que yo la aderezaré en el primer lugar donde haya herrero, y de suerte que no le haga ven146 taja ni aun le llegue la que hizo y forjó el Dios de las herrerías para el Dios de las batallas, y en este entretanto la traeré como pudiere, que más vale algo que no nada, cuanto más que bien será bastante para defenderme de alguna pedrada( Cervantes - Don Quijote)