NS NihilScio
* Y has de saber más: que el buen caballero andante, aunque vea diez gigantes que con las cabezas no sólo tocan, sino pasan las nubes, y que a cada uno le sirven de piernas dos grandísimas torres, y que los brazos semejan árboles de gruesos y poderosos navíos, y cada ojo como una gran rueda de molino y mas ardiendo que un horno de vidrio, no le han de espantar en manera alguna, antes con gentil continente y con intrépido corazón los ha de acometer y embestir, y, si fuere posible, vencerlos y desbaratarlos en un pequeño instante, aunque viniesen armados de unas conchas de un cierto pescado que dicen que son mas duras que si fuesen de diamantes, y en lugar de espadas trujesen cuchillos tajantes de damasquino acero, o porras ferradas con puntas asimismo de acero, como yo las he visto más de dos veces.( Cervantes - Don Quijote)

* Y en fin se determinó de hacerla a pie, temiendo que Rocinante se espantaría con la vista de los leones; por esto saltó del caballo, arrojó la lanza y embrazó el escudo y, desenvainando la espada, paso ante paso, con maravilloso denuedo y corazón valiente se fue a poner delante del carro, encomendándose a Dios de todo corazón, y luego a su señora Dulcinea( Cervantes - Don Quijote)

* Delante de todos venía un castillo de madera a quien tiraban cuatro salvajes, todos vestidos de yedra y de cáñamo teñido de verde, tan al natural, que por poco espantaran a Sancho.( Cervantes - Don Quijote)

* Pasmose el duque, suspendiose la duquesa, admirose don Quijote, tembló Sancho Panza, 533 534y, finalmente, aun hasta los mesmos sabidores de la causa se espantaron; con el temor les cogió el silencio, y un postillón en traje de demonio les pasó por delante, tocando en vez de corneta un hueco y desmesurado cuerno, que un ronco y espantoso son despedía( Cervantes - Don Quijote)

* ¡Hideputa, y qué corazón de mármol, qué entrañas de bronce y qué alma de argamasa! Pero no puedo pensar qué es lo que vio esta doncella en vuesa merced que así la rindiese y avasallase; qué gala, qué brío, qué donaire, qué rostro, que cada cosa por sí destas, o todas juntas, le enamoraron; que en verdad, en verdad, que muchas veces me paro a mirar a vuesa merced desde la punta del pie hasta el último cabello de la cabeza, y que veo más cosas para espantar que para enamorar; y, habiendo yo también oído decir que la hermosura es la primera y principal parte que enamora, no teniendo vuesa merced ninguna, no sé yo de qué se enamoró la pobre( Cervantes - Don Quijote)